viernes, 28 de octubre de 2011

De libros viejos y reseñas para la memoria

De vez en cuando, nacen las ganas de leer alguno que otro libro donde se sabe, por tincada quizás, que no estará en una librería donde las estanterías están llenas de novedades, sino que estará en otro tipo de librería; una de esas donde sólo hay libros usados, libros clásicos, viejos y muy viejos.  Y lo mejor es que siempre están a un precio muy económico (cosa que se agradece, pues leer en Chile es caro y pareciera ser que de aquel pensamiento cliché terminamos resignados a ellos como si no hubiera más remedio).


Rancagua, dispone de muchas de estas tiendas de libros usados. Se diferencia de Santiago puesto que allá, en una calle, es posible ver infinitos libros de toda clase. En cambio acá no. Aparte de la Calle Estado, donde debe haber unas cinco librerías de corrido, el resto se encuentran muy separadas unas de otras. Pero si tiene tiempo y paciencia usted se dará cuenta que son muchas. 

Hace un par de días, en una de aquellas librerías que parecen desiertas por ser la única de una de las calles del Centro, decidí pasar a mirar libros usados. Para mi sorpresa, descubrí que el dueño era muy amable y un hombre de familia. Terminamos conversando de literatura, de terror y ciencia ficción como con pocos he hecho durante mi recuerdo. De pasada, me contó que él ha escrito un par de libros pero que siempre fueron de bajo tiraje, cosa a la que según él, no le daba demasiada importancia puesto que había descubierto que el leer, así como escribir, resultaba ser un placer culpable que pretendía ser transmitido, pero que jamás importó la proporción de sus lectores pero que, en efecto, sí importaba que existieran en algún lugar.

Tras esa conversación, que terminó siendo como si hubiésemos sido amigos de toda la vida, me recomendó un par de libros. Llegamos a un acuerdo que me convenía por donde lo mirase y me los traje a mi casa sin poder disimular la pequeña sonrisa que se dibujaba en mis labios.

Uno de ellos me llamó poderosamente la atención, y todo partió por una pequeña joyita que descubrí en las primeras hojas: la pequeña introducción de Carlo Fabretti a las antologías del libro llamado, así sin más, Ciencia Ficción 4 (1971, Editorial Bruguera).

Una introducción que da paso al primer cuento corto, llamado ...Y Llámame Conrad de Roger Zelazny y a otros cuatro más: Alucinogenia de Dean R. Koentz, Casa Propia de Ann MacLeod, El Conflicto de Ilya Varshavsky y Usted lo Recordará de Philip K. Dick.

Esta era la razón real de esta entrada, pero me vi en la necesidad de contar toda la historia que vino detrás y cómo fue que llegué a esta pequeña joya de libro. Libro que, por lo demás, tiene impregnado ese olor tan característico a libro viejo, a humedad calzada por los años y muy posiblemente por moho acumulado. Todo aquello siempre me ha hipnotizado de una extraña forma. Lo suficiente como para relatar esta clase de anécdotas.

A continuación, cito la pequeña pero tan precisa cita (así como para debatir mil veces) que estoy seguro que lo hará sentirse, al menos, motivado:

Se ha dicho a menudo que la SF es el equivalente contemporáneo de los cuentos de hadas y las leyendas, y algunos comentaristas opinan que el género responde, básicamente, a un deseo de racionalizar los antiguos mitos, de hacerlos compatibles con nuestra escéptica era tecnológica dándoles una base más o menos científica.
                Un claro ejemplo de lo anterior lo tenemos en un reciente film de extraordinario éxito: La noche de los muertos vivientes. Dicha película utiliza el antiquísimo mito zombi (o cadáver animado de una seudovida impersonal), pero en vez de justificar el fenómeno por la intervención de alguna oscura fuerza extrahumana, le busca una explicación científica, mucho más creíble para un público actual.
                Pero si bien es cierto que la SF recurre con frecuencia a viejos símbolos y mitos, no hay que deducir por ello, como pretenden algunos, que se trata de una neomitología. El mito (y sus derivados, los cuentos y leyendas) es básicamente conservador, pues refleja una concepción cíclica (<<eterno retorno>>) de la existencia, que viene referida a un pasado primigenio en el que quedó definitivamente establecido al orden de las cosas.
                La SF, por el contrario, es básicamente progresiva, pues, al plantear innumerables alternativas, al subrayar errores, taras y responsabilidades, muestra la contingencia y la arbitrariedad de ese orden establecido. Al estimular la imaginación y la actitud especulativa, se convierte en una importante arma contra la rutina y el conformismo.
                Por tanto, si bien hay una relación entre mitología y SF, es más de ruptura, de antítesis, que de continuidad. Cuando la SF adopta los símbolos de antiguas leyendas, desmitificarlos (naturalmente, me refiero a la SF de cierta calidad, pues bajo el epígrafe <<ciencia-ficción>> se acogen una infinidad de subproductos, generalmente pueriles y embrutecedores, que se mantienen en una línea totalmente mítica).
                (…)
                Pero todos estos elementos de indudable extracción mítica están al servicio de una narración polémica, que, lejos de adormecer la mente, despierta la duda y la inquietud… A la vez que consigue divertir al lector más exigente.
CARLO FABRETTI 





Pronto una crítica a este libro viejo y pasado a historia.


5 comentarios:

  1. Sí es verdad los tesoros que puedes encontrar en esa ferias o locales donde venden libros antiguos... y yo también encontrado algunos muy interesantes, bueno esperemos ver pronto esa critica del libro que por cierto ese me gusto esa pequeña parte del libro... en fin vale por compartirlo.. saludos

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  2. Se ve muy interesante ese libro que conseguiste. Hay varios autores de culto en esa antología. Eso es lo bueno de las librerías viejas, siempre encuentras algo digno de coleccionista ;)

    Saludos!

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  3. Hasta me dieron ganas de darme una vuelta por la ciudad sólo para buscar pequeñas librerías con libros viejos de Ciencia Ficción. A Fabretti me lo he encontrado antes en más de un prólogo, siempre me parece tan emotivo. Me gustó la entrada!

    Saludos!!

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  4. Me encantó la visión del librero sobre el número de lectores!

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  5. Rancagua debe ser mi segunda ciudad favorita. Voy todos los años para allá, y eso que comentas de las librerías es algo que acá en concepción no se dá d eigual forma; si bien hay mucha slibrerias d elibros usados, no tienen eso que sí hay en Rancagua: la conversación, el tiempo, o como quiera llamarse. Acá es dificil ponerse a conversar con un dueño a diferencia de allá. Cosa que me gusta bastante y siempre intento comprar varios libros cuando puedo.

    En cuanto al libro, realmente UNA JOYA.
    Y la recomendación se debe, según creo, a eso que tienen por esos lados "los libros que vende el dueño de la librería, los ha leído". Es algo que es dificil encontrar, conversar sobre lo que buscas, con lguien que tiene de todo tipo de libros y puede recomendarte de forma eficaz en gran parte de veces.

    Me gustó la cita, pero me atrae más que pongas una reseña del libro, que probablemente no encontremos de forma fácil.


    saludos

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